8/2/11
23/11/10
12/11/10
ARTICULO PUBLICADO POR EUSKONEWS
Fiesta e identidad vasca en La Habana en el siglo XIX
Jon Ander RAMOS MARTINEZ, Universidad del País Vasco
La presencia de vascos en la isla de Cuba, al igual que gallegos, catalanes, canarios o asturianos —por citar otros grupos relevantes procedentes de la metrópoli—, se incrementó a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Estos colectivos pronto comenzarán a organizarse en sociedades, y de manera casi simultánea tomarán como sus iconos las referencias religiosas de los santos patrones y/o advocaciones marianas propias de sus lugares de origen. La Virgen de Begoña se convertirá de este modo, y siguiendo el modelo, en la patrona de la colectividad vasca de La Habana.
1. La construcción identitaria del grupo
Tradicionalmente la fiesta ha jugado un papel importante en el proceso de construcción identitaria del grupo, más aún cuando hablamos de fiestas realizadas por inmigrantes alejados de su comunidad de origen. Es en estos casos cuando las fiestas aparecen como momentos en los que la colectividad se une, se muestra orgullosa de pertenecer al grupo, y trata de mostrar a los otros las particularidades de su identidad. La persona cree formar parte de la comunidad familiar, vecinal o nacional, porque participa de la fiesta, reconoce los símbolos e interioriza unas practicas. Participar en la fiesta es formar parte de un modo consciente y activo en el colectivo social que la genera, enmarcándose dentro de lo que se puede denominar herramientas simbólicas de construcción de la vida colectiva.
De modo que, aún sin adentrarnos en exceso en el campo de la antropología, podemos observar la importancia que este tipo de celebraciones laico-religiosas tienen para el colectivo inmigrante en el proceso de construcción identitaria del grupo.
2. La colectividad vasca de Cuba y la Virgen de Begoña
La presencia de vascos en Cuba se remonta a los primeros años del descubrimiento, y se ha mantenido durante más de cinco siglos. Pero no será hasta el siglo XIX cuando la presencia se haga más notoria en la Gran Antilla, habiendo de esperar hasta la primavera del año 1877 para que unos cuantos entusiastas euskaros concibieran la idea, llevándola a la práctica, de crear la Asociación Vasco-Navarra de Beneficencia (en adelante AVNB). El reglamento inicial aprobado en 1877, a diferencia de lo que sucedía en el caso de otras asociaciones o centros regionales de Cuba, no recogía mención alguna en lo que a santos o patrones hacia referencia. De modo que tendrán que transcurrir más de seis años para que un nutrido grupo de vascos residentes en la Isla, muchos de ellos miembros de la asociación, se unan y reclamen la protección de la Santa Patrona, presentando a la asociación una nota en la que expresaban sus deseos. En dicho escrito se destacaba la falta en la Isla del amor de Dios, “...un vacío que nos desdora mucho más en comparación de los naturales de otras provincias que procuran conservar el fuego santo de su amor al suelo natal reavivándolo con el fuego de la fe, mediante la intercesión de un Santo Patrono; los gallegos las de Santiago apóstol, los catalanes, la de Ntra. Sra. de Montserrat, los aragoneses la de Ntra. Sra. Del Pilar, los asturianos la de Ntra. Sra. de Covadonga...”. La petición expresa de contar con un Santo Patrón que fuera enseña de los vascos de Cuba fue bien aceptada por la Directiva, quién aceptó por unanimidad acceder a lo solicitado, siempre y cuando este hecho no repercutiera en la arcas de la Asociación, cuyo fin principal no era otro que el de la beneficencia y el socorro mutuo.
Este escrito no hace sino corroborar el hecho de que los vascos fueron de los últimos grupos en disponer la Asociación bajo la advocación de un Santo Patrón. Al contrario de lo que sucedía en otras regiones españolas, donde la supremacía de una imagen negaba la posibilidad de debatir en torno a elegir un patrón u otro; para el caso de asturianos estaba clara la elección de Covadonga, igual que para el caso de catalanes y gallegos, donde Montserrat y Santiago se convirtieron en iconos del grupo alejado del terruño. Por el contrario, entre los vascos encontraremos lo que se podría denominar un debate provincialista, es decir, cada provincia venera a un santo diferente. Finalmente, parece que se decidieron a hacer elección por mayoría, relegando unos y otros sus devociones particulares a un segundo plano en obsequio de la idea religiosa. Las votaciones para elegir el patrón de la asociación tuvieron lugar en la Junta General realizada en los salones del Casino Español el 18 de marzo de 1883, resultando la Virgen de Begoña elegida como Santa Patrona de la Asociación y de todos los vascos residentes en la Isla.
3. Las fiestas en La Habana
Una primera muestra festiva vasca en La Habana lo constituyó sin duda el recibimiento otorgado en 1869 a los Tercios Vascongados enviados por las Diputaciones vascas a combatir en la Guerra de los Diez Años, de 1868 a 1878. Esta aclamación popular organizada por destacados vascos precedió en unos años a la creación de la AVNB. Actos de bienvenida que supusieron los primeros “festejos públicos” de carácter vasco de la ciudad.
Recibimiento de los Tercios Vascongados en La Habana.
Mas allá de lo que podríamos definir como primera exaltación del colectivo vasco de La Habana, tendremos que esperar a la década de 1880 para asistir a la consolidación de las fiestas vascas en La Habana, con motivo del anual acto de reconocimiento a la patrona, la Virgen de Begoña. El vacío festivo que acompaña al colectivo vasco en la década de 1870, aún no conformado como Asociación, nada tiene que ver con el programa festivo desplegado por el resto de asociaciones regionales. Así los asturianos fueron los primeros en la carrera festiva, y ya en el año 1871 organizaran en Matanzas la primera romería española de Cuba con motivo de la celebración del día de Covadonga, patrona de Asturias. Esta festividad, además de servir de reforzamiento del grupo astur, fue toda una manifestación de unidad nacional, teniendo en cuenta los momentos delicados por los que atravesaba la soberanía española sobre la Isla.
Siguiendo el ejemplo asturiano, al año siguiente los catalanes tomarán el relevo festivo con una romería en honor a la Virgen de Montserrat celebrada en una colina matancera.
No debemos olvidar tampoco la gran procesión regional que desde 1872 la Asociación de Beneficencia Gallega cada 25 de julio, festividad de Santiago, venía desarrollando por las principales calles de La Habana.
Todos estos actos religioso festivos pudieron ser el estimulo que impulso al nutrido grupo de vascos residentes en la Isla, encabezados por los señores Saturnino Lastra y José María de Olaeta, a poner en marcha las celebraciones en honor a la patrona de los vascos. Si es cierto que en las fiestas en honor a la Virgen de Begoña se siguió el modelo de los desfiles realizados con motivo del recibimiento de las “tropas vascas”, como lo demuestra el hecho de hacer un desfile por provincias detrás de su estandarte que nos remite a la imagen de 1869, como queda recogido en la crónica de la revista Euskal-Erria: “...gran romería que transcurrió desde la plazoleta de Belén hasta los espaciosos terrenos del Club Almendares, y en la que participaron, entre otros, representantes de las cuatro provincias y vasco-franceses con sus estandartes...”.
Pero, ¿quiénes serán los encargados de organizar las fiestas? Una vez aceptada la proposición por la Directiva y nombrada la Virgen de Begoña como patrona de la colectividad vasca de la Isla, fue necesario crear una comisión encargada de la preparación de los festejos. Para poder llevarlos a cabo, la Comisión Vasco Navarra de Recolecta y Festejos se encargó de gestionar y organizar diferentes eventos destinados a la recaudación de fondos. Entre estos actos destacan sobre todo las corridas de toros, que se convertirán en una importante fuente de ingresos. La revista Euskal-Erria de San Sebastián nos da cuenta de la corrida de toros que la comisión organizó el 22 de julio con el propósito de reunir fondos para sufragar la fiesta que, en honor a la Santa Patrona, se proyectaba realizar en diciembre de 1883.
Junto a las corridas de toros, también destacan los partidos de pelota al estilo de las provincias vascas que a principios de 1884 tuvieron lugar en La Habana con el mismo fin recaudatorio que las corridas de toros. Aunque el principal medio de financiación de estas fiestas, así como de los distintos eventos, vendrá de la mano de las donaciones de los socios más pudientes. Oficializándose de este modo la beneficencia que venían ejerciendo para con sus conciudadanos de una manera informal. Inversión en beneficencia, que revertía capital social y posibilitaba una proyección tanto hacia el interior del grupo como hacia el exterior.
En las fiestas organizadas por los colectivos inmigrantes en América, en este caso las desarrolladas por los vascos de Cuba, más allá del aspecto religioso destacara sobre todo el imaginario colectivo vasco que se crea para la ocasión. Sin ir más lejos, en los actos religiosos se pretende crear también un universo vasco, tal es el caso que se intenta que los sacerdotes que oficien las misas en honor de la Patrona sean del solar vascongado, normalmente Padres Jesuitas pertenecientes a la Iglesia de Belén. De manera que el templo religioso se convertía en un improvisado punto de encuentro vascongado.
Pero más allá de la misa en cuestión, lo verdaderamente interesante reside en el cariz identitario que adoptan las fiestas. Es un momento de reivindicación del grupo, en el que las personas que promueven estas fiestas no hacen sino promocionar las señas de identidad vascas a través de las vestimentas, folklore, estandartes, etc. Como puede observarse en el relato que de las fiestas de 1887 ofrece la revista Euskal-Erria en alusión a las personas que acompañaban a cada uno de los estandartes, “... cuyos cordones llevaban niñas vestidas a la usanza de cada una de las provincias; un gran número de fieles vestidos a la usanza antigua [vasca]... cada grupo iba acompañado a un lado y otro por naturales de su provincia respectiva, vestidos de blanco y con boinas y corbatas del color designado como distintivo de cada región...”. También la plaza de toros constituía el lugar idóneo de promoción de las enseñas patrias, así en la corrida de toros celebrada en 1883 “...la plaza estaba adornada con profusión de trofeos, gallardetes, escudos y banderolas de los “colores nacionales de las cuatro provincias hermanas”, ostentándose, en medio del redondel, en forma de cruz, un sin número de banderas y una mano en el centro, “representando la unión inquebrantable que distingue a todos sus hijos...”. También solían estar profusamente engalanadas las calles de La Habana por donde transcurría la procesión. La música y danzas tradicionales vascas, como por ejemplo zortzikos, ezpatadantzaris, tamborileros, etc. tampoco faltaron en este tipo de celebraciones.
Pero por encima de todo, estas fiestas constituyeron un momento de reivindicación del grupo, en este caso del vasco, que abre sus miras más allá del espectro vasco en la Isla. Junto al disfrute de vascos, destacar también la repercusión que este tipo de festejos tuvo en la sociedad habanera del momento, y sirvió como punto de encuentro con otras colectividades regionales de la Isla. Sirva de ejemplo, la participación de la Comisión de Recolecta Vasco-Navarra en las romerías organizadas por otras sociedades, tales como las de la Sociedad de Beneficencia Asturiana, o la participación del coro asturiano y gallego en las romerías en honor a la Virgen de Begoña en el año 1884.
Jon Ander RAMOS MARTINEZ, Universidad del País Vasco
La presencia de vascos en la isla de Cuba, al igual que gallegos, catalanes, canarios o asturianos —por citar otros grupos relevantes procedentes de la metrópoli—, se incrementó a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Estos colectivos pronto comenzarán a organizarse en sociedades, y de manera casi simultánea tomarán como sus iconos las referencias religiosas de los santos patrones y/o advocaciones marianas propias de sus lugares de origen. La Virgen de Begoña se convertirá de este modo, y siguiendo el modelo, en la patrona de la colectividad vasca de La Habana.
1. La construcción identitaria del grupo
Tradicionalmente la fiesta ha jugado un papel importante en el proceso de construcción identitaria del grupo, más aún cuando hablamos de fiestas realizadas por inmigrantes alejados de su comunidad de origen. Es en estos casos cuando las fiestas aparecen como momentos en los que la colectividad se une, se muestra orgullosa de pertenecer al grupo, y trata de mostrar a los otros las particularidades de su identidad. La persona cree formar parte de la comunidad familiar, vecinal o nacional, porque participa de la fiesta, reconoce los símbolos e interioriza unas practicas. Participar en la fiesta es formar parte de un modo consciente y activo en el colectivo social que la genera, enmarcándose dentro de lo que se puede denominar herramientas simbólicas de construcción de la vida colectiva.
De modo que, aún sin adentrarnos en exceso en el campo de la antropología, podemos observar la importancia que este tipo de celebraciones laico-religiosas tienen para el colectivo inmigrante en el proceso de construcción identitaria del grupo.
2. La colectividad vasca de Cuba y la Virgen de Begoña
La presencia de vascos en Cuba se remonta a los primeros años del descubrimiento, y se ha mantenido durante más de cinco siglos. Pero no será hasta el siglo XIX cuando la presencia se haga más notoria en la Gran Antilla, habiendo de esperar hasta la primavera del año 1877 para que unos cuantos entusiastas euskaros concibieran la idea, llevándola a la práctica, de crear la Asociación Vasco-Navarra de Beneficencia (en adelante AVNB). El reglamento inicial aprobado en 1877, a diferencia de lo que sucedía en el caso de otras asociaciones o centros regionales de Cuba, no recogía mención alguna en lo que a santos o patrones hacia referencia. De modo que tendrán que transcurrir más de seis años para que un nutrido grupo de vascos residentes en la Isla, muchos de ellos miembros de la asociación, se unan y reclamen la protección de la Santa Patrona, presentando a la asociación una nota en la que expresaban sus deseos. En dicho escrito se destacaba la falta en la Isla del amor de Dios, “...un vacío que nos desdora mucho más en comparación de los naturales de otras provincias que procuran conservar el fuego santo de su amor al suelo natal reavivándolo con el fuego de la fe, mediante la intercesión de un Santo Patrono; los gallegos las de Santiago apóstol, los catalanes, la de Ntra. Sra. de Montserrat, los aragoneses la de Ntra. Sra. Del Pilar, los asturianos la de Ntra. Sra. de Covadonga...”. La petición expresa de contar con un Santo Patrón que fuera enseña de los vascos de Cuba fue bien aceptada por la Directiva, quién aceptó por unanimidad acceder a lo solicitado, siempre y cuando este hecho no repercutiera en la arcas de la Asociación, cuyo fin principal no era otro que el de la beneficencia y el socorro mutuo.
Este escrito no hace sino corroborar el hecho de que los vascos fueron de los últimos grupos en disponer la Asociación bajo la advocación de un Santo Patrón. Al contrario de lo que sucedía en otras regiones españolas, donde la supremacía de una imagen negaba la posibilidad de debatir en torno a elegir un patrón u otro; para el caso de asturianos estaba clara la elección de Covadonga, igual que para el caso de catalanes y gallegos, donde Montserrat y Santiago se convirtieron en iconos del grupo alejado del terruño. Por el contrario, entre los vascos encontraremos lo que se podría denominar un debate provincialista, es decir, cada provincia venera a un santo diferente. Finalmente, parece que se decidieron a hacer elección por mayoría, relegando unos y otros sus devociones particulares a un segundo plano en obsequio de la idea religiosa. Las votaciones para elegir el patrón de la asociación tuvieron lugar en la Junta General realizada en los salones del Casino Español el 18 de marzo de 1883, resultando la Virgen de Begoña elegida como Santa Patrona de la Asociación y de todos los vascos residentes en la Isla.
3. Las fiestas en La Habana
Una primera muestra festiva vasca en La Habana lo constituyó sin duda el recibimiento otorgado en 1869 a los Tercios Vascongados enviados por las Diputaciones vascas a combatir en la Guerra de los Diez Años, de 1868 a 1878. Esta aclamación popular organizada por destacados vascos precedió en unos años a la creación de la AVNB. Actos de bienvenida que supusieron los primeros “festejos públicos” de carácter vasco de la ciudad.
Recibimiento de los Tercios Vascongados en La Habana.
Mas allá de lo que podríamos definir como primera exaltación del colectivo vasco de La Habana, tendremos que esperar a la década de 1880 para asistir a la consolidación de las fiestas vascas en La Habana, con motivo del anual acto de reconocimiento a la patrona, la Virgen de Begoña. El vacío festivo que acompaña al colectivo vasco en la década de 1870, aún no conformado como Asociación, nada tiene que ver con el programa festivo desplegado por el resto de asociaciones regionales. Así los asturianos fueron los primeros en la carrera festiva, y ya en el año 1871 organizaran en Matanzas la primera romería española de Cuba con motivo de la celebración del día de Covadonga, patrona de Asturias. Esta festividad, además de servir de reforzamiento del grupo astur, fue toda una manifestación de unidad nacional, teniendo en cuenta los momentos delicados por los que atravesaba la soberanía española sobre la Isla.
Siguiendo el ejemplo asturiano, al año siguiente los catalanes tomarán el relevo festivo con una romería en honor a la Virgen de Montserrat celebrada en una colina matancera.
No debemos olvidar tampoco la gran procesión regional que desde 1872 la Asociación de Beneficencia Gallega cada 25 de julio, festividad de Santiago, venía desarrollando por las principales calles de La Habana.
Todos estos actos religioso festivos pudieron ser el estimulo que impulso al nutrido grupo de vascos residentes en la Isla, encabezados por los señores Saturnino Lastra y José María de Olaeta, a poner en marcha las celebraciones en honor a la patrona de los vascos. Si es cierto que en las fiestas en honor a la Virgen de Begoña se siguió el modelo de los desfiles realizados con motivo del recibimiento de las “tropas vascas”, como lo demuestra el hecho de hacer un desfile por provincias detrás de su estandarte que nos remite a la imagen de 1869, como queda recogido en la crónica de la revista Euskal-Erria: “...gran romería que transcurrió desde la plazoleta de Belén hasta los espaciosos terrenos del Club Almendares, y en la que participaron, entre otros, representantes de las cuatro provincias y vasco-franceses con sus estandartes...”.
Pero, ¿quiénes serán los encargados de organizar las fiestas? Una vez aceptada la proposición por la Directiva y nombrada la Virgen de Begoña como patrona de la colectividad vasca de la Isla, fue necesario crear una comisión encargada de la preparación de los festejos. Para poder llevarlos a cabo, la Comisión Vasco Navarra de Recolecta y Festejos se encargó de gestionar y organizar diferentes eventos destinados a la recaudación de fondos. Entre estos actos destacan sobre todo las corridas de toros, que se convertirán en una importante fuente de ingresos. La revista Euskal-Erria de San Sebastián nos da cuenta de la corrida de toros que la comisión organizó el 22 de julio con el propósito de reunir fondos para sufragar la fiesta que, en honor a la Santa Patrona, se proyectaba realizar en diciembre de 1883.
Junto a las corridas de toros, también destacan los partidos de pelota al estilo de las provincias vascas que a principios de 1884 tuvieron lugar en La Habana con el mismo fin recaudatorio que las corridas de toros. Aunque el principal medio de financiación de estas fiestas, así como de los distintos eventos, vendrá de la mano de las donaciones de los socios más pudientes. Oficializándose de este modo la beneficencia que venían ejerciendo para con sus conciudadanos de una manera informal. Inversión en beneficencia, que revertía capital social y posibilitaba una proyección tanto hacia el interior del grupo como hacia el exterior.
En las fiestas organizadas por los colectivos inmigrantes en América, en este caso las desarrolladas por los vascos de Cuba, más allá del aspecto religioso destacara sobre todo el imaginario colectivo vasco que se crea para la ocasión. Sin ir más lejos, en los actos religiosos se pretende crear también un universo vasco, tal es el caso que se intenta que los sacerdotes que oficien las misas en honor de la Patrona sean del solar vascongado, normalmente Padres Jesuitas pertenecientes a la Iglesia de Belén. De manera que el templo religioso se convertía en un improvisado punto de encuentro vascongado.
Pero más allá de la misa en cuestión, lo verdaderamente interesante reside en el cariz identitario que adoptan las fiestas. Es un momento de reivindicación del grupo, en el que las personas que promueven estas fiestas no hacen sino promocionar las señas de identidad vascas a través de las vestimentas, folklore, estandartes, etc. Como puede observarse en el relato que de las fiestas de 1887 ofrece la revista Euskal-Erria en alusión a las personas que acompañaban a cada uno de los estandartes, “... cuyos cordones llevaban niñas vestidas a la usanza de cada una de las provincias; un gran número de fieles vestidos a la usanza antigua [vasca]... cada grupo iba acompañado a un lado y otro por naturales de su provincia respectiva, vestidos de blanco y con boinas y corbatas del color designado como distintivo de cada región...”. También la plaza de toros constituía el lugar idóneo de promoción de las enseñas patrias, así en la corrida de toros celebrada en 1883 “...la plaza estaba adornada con profusión de trofeos, gallardetes, escudos y banderolas de los “colores nacionales de las cuatro provincias hermanas”, ostentándose, en medio del redondel, en forma de cruz, un sin número de banderas y una mano en el centro, “representando la unión inquebrantable que distingue a todos sus hijos...”. También solían estar profusamente engalanadas las calles de La Habana por donde transcurría la procesión. La música y danzas tradicionales vascas, como por ejemplo zortzikos, ezpatadantzaris, tamborileros, etc. tampoco faltaron en este tipo de celebraciones.
Pero por encima de todo, estas fiestas constituyeron un momento de reivindicación del grupo, en este caso del vasco, que abre sus miras más allá del espectro vasco en la Isla. Junto al disfrute de vascos, destacar también la repercusión que este tipo de festejos tuvo en la sociedad habanera del momento, y sirvió como punto de encuentro con otras colectividades regionales de la Isla. Sirva de ejemplo, la participación de la Comisión de Recolecta Vasco-Navarra en las romerías organizadas por otras sociedades, tales como las de la Sociedad de Beneficencia Asturiana, o la participación del coro asturiano y gallego en las romerías en honor a la Virgen de Begoña en el año 1884.
3/11/10
1512-2012
Patxi Abasolo Lopez
La iniciativa 1512-2012 Nafarroa Bizirik surgió hace dos años como punto de encuentro de historiadoras/es, investigadoras/es y representantes sociales, políticos y culturales de Nafarroa, con un doble objetivo: aclarar los conceptos mal empleados e incorrectos históricamente, y fomentar el conocimiento y el debate sobre lo que significó realmente la conquista de hace 500 años para nuestra sociedad, tanto para la de entonces como para la de hoy.
Quienes participamos en 1512-2012 Nafarroa Bizirik somos muy conscientes de la importancia que tiene la historia para comprender el mundo y nuestra realidad más próxima. Buena prueba de ello es el esfuerzo que los gobiernos realizan para transmitir sus propias “visiones de la historia” a través de aparatosas conmemoraciones en que se malgastan unos recursos que se regatean a los programas de asistencia y desarrollo social y a la investigación histórica que no apoya esos actos. Es el caso de la Comisión para la conmemoración del V. Centenario puesta en marcha por el Gobierno de Navarra.
Cuando nos remontamos 500 años atrás en nuestra historia, no hacemos sino situarnos ante un acontecimiento de gran trascendencia para las mujeres y los hombres de este país. Recientemente, el Presidente Miguel Sanz ha manifestado públicamente que “Bueno, invasión, conquista… el término es una cuestión de interpretación. Al final se produjo lo que se produjo, y ahora Navarra es parte de España por convicción”. ¿Por qué tanto miedo a llamar por su nombre a “lo que se produjo”? ¿No será que pone en cuestión precisamente esa “convicción” que proclama a los cuatro vientos?
La memoria histórica.
Más allá del debate historiográfico en torno a la memoria y a la historia, lo cierto es que el concepto de “memoria histórica” ha sido asumido plenamente por la sociedad en el lenguaje cotidiano, y está cumpliendo una importante función social: mantener viva la memoria de las víctimas, así como la reconstrucción de la memoria histórica de grupos sociales o pueblos enteros afectados por los procesos de invisibilización. En nuestro caso, cuando hablamos de recuperar la memoria histórica, estamos haciendo un llamamiento a mantener viva la memoria de la experiencia de todo un Pueblo que vivió bajo un Estado soberano, del que se vio privado tras un largo proceso de conquista militar iniciado en 1200, acelerado tras la invasión de 1512 y su posterior sumisión social, política y económica.
Como en todo proceso de recuperación de la memoria afectada por esos otros de invisibilización, en nuestro caso tampoco podemos limitarnos a la investigación científica en sí, sino que debe ir acompañado de la participación activa de los movimientos sociales. Con este fin nació 1512-2012 Nafarroa Bizirik. Por eso queremos recuperar la memoria de las/os vencidas/os, de su aportación por la pervivencia de su Pueblo, de su experiencia traumática por no doblegarse al invasor. Personas con nombres y apellidos, todas ellas expoliadas, hechas presas y muchas asesinadas: son las Juana Botín, los Pedro de Navarra, Martin de Esandi, Oxa Gaspe y un sinfín de gentes de esta tierra que no dejaremos que caigan en el olvido. Estamos hablando de recuperación de la verdad, de restituir la dignidad arrebatada a las víctimas, aunque éstas vivieran, amaran y sufrieran hace ya cinco siglos. No entendemos que sea objeto de celebración la Conquista, un acto violento que, además de la pérdida de nuestra soberanía, causó miles de personas muertas y represaliadas.
2012-2012 Nafarroa Bizirik.
1512-2012 Nafarroa Bizirik nació en febrero de 2008 a raíz de una marcha cultural que se organizó en Iruñea para «remover conciencias sobre la conquista». Además de ofrecer durante ese año conferencias que repasaban la historia de Euskal Herria, el acto de Amaiur realizado el 1 de febrero de 2009 fue el verdadero punto de arranque de la Iniciativa. En junio de 2009 hicimos público un manifiesto apoyado por treinta historiadores de diversos ámbitos, donde los firmantes contraían el compromiso de divulgar los hechos de la conquista y las consecuencias que ello ha producido. En noviembre comparecimos en la comisión de Cultura y Turismo del Parlamento foral, y el 3 de diciembre Orreaga dio un lugar privilegiado a la Iniciativa en el acto final de la conmemoración del Nafarrren Biltzarra.
La iniciativa ha sido avalada ya por la adhesión particular de 1.500 personas y 80 ayuntamientos a lo largo de toda la geografía vasca, campaña de adhesiones que aún sigue abierta. Y la primera edición de nuestro libro“500 años de conquista: La memoria que no pudieron destruir” acaba de agotar sus 8.000 ejemplares, buena prueba de la demanda social para abordar el tema que hoy nos ocupa en estas líneas.
Los movimientos sociales y populares vienen definidos por una práctica donde se reflejan una serie de valores propios como son la solidaridad, la participación, la igualdad, y como no, la voluntad emancipadora, siendo este último uno de los rasgos definitorios de 1512-2012 Nafarroa Bizirik. Y como movimiento que somos, éste es algo mucho más que las personas y colectivos que nos engloba. Nos hemos marcado trabajar, durante estos cuatro años, por la recuperación de nuestra memoria. Porque sabemos que la memoria no es sino el punto de partida. La fecha del 2012 ha de ser eso precisamente, las distintas dinámicas sociales, políticas y culturales puestas en marcha hasta ese momento han de confluir en un clamor popular que reivindique que Navarra, el País del Euskera, Euskal Herria, sigue viva pese a 500 años de ignominia, y tiene la firme voluntad de ser una pieza más del puzzle de Pueblos libres que el siglo XXI debería conocer más pronto que tarde.
Por tanto, no es del todo cierto que no haya nada que celebrar en el 2012. Pese a la oscuridad de estos 500 años, este Pueblo sigue vivo, y una parte importante de sus gentes están dispuestas a continuar siendo protagonistas de su presente y de su futuro. Nuestra próxima cita es este sábado, 6 de noviembre, en el 1. Encuentro de la Red de “1512-2012 Nafarroa Bizirik”, en la capital del viejo reino. Puedes empezar por hacer tan sólo un clic: www.1512-2012.com.
Patxi Abasolo Lopez
1512-2012 Nafarroa Bizirik
La iniciativa 1512-2012 Nafarroa Bizirik surgió hace dos años como punto de encuentro de historiadoras/es, investigadoras/es y representantes sociales, políticos y culturales de Nafarroa, con un doble objetivo: aclarar los conceptos mal empleados e incorrectos históricamente, y fomentar el conocimiento y el debate sobre lo que significó realmente la conquista de hace 500 años para nuestra sociedad, tanto para la de entonces como para la de hoy.
Quienes participamos en 1512-2012 Nafarroa Bizirik somos muy conscientes de la importancia que tiene la historia para comprender el mundo y nuestra realidad más próxima. Buena prueba de ello es el esfuerzo que los gobiernos realizan para transmitir sus propias “visiones de la historia” a través de aparatosas conmemoraciones en que se malgastan unos recursos que se regatean a los programas de asistencia y desarrollo social y a la investigación histórica que no apoya esos actos. Es el caso de la Comisión para la conmemoración del V. Centenario puesta en marcha por el Gobierno de Navarra.
Cuando nos remontamos 500 años atrás en nuestra historia, no hacemos sino situarnos ante un acontecimiento de gran trascendencia para las mujeres y los hombres de este país. Recientemente, el Presidente Miguel Sanz ha manifestado públicamente que “Bueno, invasión, conquista… el término es una cuestión de interpretación. Al final se produjo lo que se produjo, y ahora Navarra es parte de España por convicción”. ¿Por qué tanto miedo a llamar por su nombre a “lo que se produjo”? ¿No será que pone en cuestión precisamente esa “convicción” que proclama a los cuatro vientos?
La memoria histórica.
Más allá del debate historiográfico en torno a la memoria y a la historia, lo cierto es que el concepto de “memoria histórica” ha sido asumido plenamente por la sociedad en el lenguaje cotidiano, y está cumpliendo una importante función social: mantener viva la memoria de las víctimas, así como la reconstrucción de la memoria histórica de grupos sociales o pueblos enteros afectados por los procesos de invisibilización. En nuestro caso, cuando hablamos de recuperar la memoria histórica, estamos haciendo un llamamiento a mantener viva la memoria de la experiencia de todo un Pueblo que vivió bajo un Estado soberano, del que se vio privado tras un largo proceso de conquista militar iniciado en 1200, acelerado tras la invasión de 1512 y su posterior sumisión social, política y económica.
Como en todo proceso de recuperación de la memoria afectada por esos otros de invisibilización, en nuestro caso tampoco podemos limitarnos a la investigación científica en sí, sino que debe ir acompañado de la participación activa de los movimientos sociales. Con este fin nació 1512-2012 Nafarroa Bizirik. Por eso queremos recuperar la memoria de las/os vencidas/os, de su aportación por la pervivencia de su Pueblo, de su experiencia traumática por no doblegarse al invasor. Personas con nombres y apellidos, todas ellas expoliadas, hechas presas y muchas asesinadas: son las Juana Botín, los Pedro de Navarra, Martin de Esandi, Oxa Gaspe y un sinfín de gentes de esta tierra que no dejaremos que caigan en el olvido. Estamos hablando de recuperación de la verdad, de restituir la dignidad arrebatada a las víctimas, aunque éstas vivieran, amaran y sufrieran hace ya cinco siglos. No entendemos que sea objeto de celebración la Conquista, un acto violento que, además de la pérdida de nuestra soberanía, causó miles de personas muertas y represaliadas.
2012-2012 Nafarroa Bizirik.
1512-2012 Nafarroa Bizirik nació en febrero de 2008 a raíz de una marcha cultural que se organizó en Iruñea para «remover conciencias sobre la conquista». Además de ofrecer durante ese año conferencias que repasaban la historia de Euskal Herria, el acto de Amaiur realizado el 1 de febrero de 2009 fue el verdadero punto de arranque de la Iniciativa. En junio de 2009 hicimos público un manifiesto apoyado por treinta historiadores de diversos ámbitos, donde los firmantes contraían el compromiso de divulgar los hechos de la conquista y las consecuencias que ello ha producido. En noviembre comparecimos en la comisión de Cultura y Turismo del Parlamento foral, y el 3 de diciembre Orreaga dio un lugar privilegiado a la Iniciativa en el acto final de la conmemoración del Nafarrren Biltzarra.
La iniciativa ha sido avalada ya por la adhesión particular de 1.500 personas y 80 ayuntamientos a lo largo de toda la geografía vasca, campaña de adhesiones que aún sigue abierta. Y la primera edición de nuestro libro“500 años de conquista: La memoria que no pudieron destruir” acaba de agotar sus 8.000 ejemplares, buena prueba de la demanda social para abordar el tema que hoy nos ocupa en estas líneas.
Los movimientos sociales y populares vienen definidos por una práctica donde se reflejan una serie de valores propios como son la solidaridad, la participación, la igualdad, y como no, la voluntad emancipadora, siendo este último uno de los rasgos definitorios de 1512-2012 Nafarroa Bizirik. Y como movimiento que somos, éste es algo mucho más que las personas y colectivos que nos engloba. Nos hemos marcado trabajar, durante estos cuatro años, por la recuperación de nuestra memoria. Porque sabemos que la memoria no es sino el punto de partida. La fecha del 2012 ha de ser eso precisamente, las distintas dinámicas sociales, políticas y culturales puestas en marcha hasta ese momento han de confluir en un clamor popular que reivindique que Navarra, el País del Euskera, Euskal Herria, sigue viva pese a 500 años de ignominia, y tiene la firme voluntad de ser una pieza más del puzzle de Pueblos libres que el siglo XXI debería conocer más pronto que tarde.
Por tanto, no es del todo cierto que no haya nada que celebrar en el 2012. Pese a la oscuridad de estos 500 años, este Pueblo sigue vivo, y una parte importante de sus gentes están dispuestas a continuar siendo protagonistas de su presente y de su futuro. Nuestra próxima cita es este sábado, 6 de noviembre, en el 1. Encuentro de la Red de “1512-2012 Nafarroa Bizirik”, en la capital del viejo reino. Puedes empezar por hacer tan sólo un clic: www.1512-2012.com.
Patxi Abasolo Lopez
1512-2012 Nafarroa Bizirik
25/10/10
FALLECIMIENTO
Lamentamos comunicar el fallecimiento de Macarena OLAIZ, sobrina de nuestro querido amigo y socio, Eduardo OLAIZ. Desde aquí rogamos una oración en su memoria y pedimos al Altísimo que les dé cristiana resignación a su flia. Goian Bego.
COMUNICADO DE FEVA
DÍA DE LA PATRIA VASCA
Desde que los vascos entendieron que debían agruparse, ayudarse mutuamente, consolidar el conocimiento de su lengua y su historia, las euskal etxeak y FEVA han realizado una tarea de refirmación de sus principios que no ha sabido de desvíos ni claudicaciones.
La defensa de sus símbolos ha sido una premisa a cumplir, el mantenimiento y la difusión de su lengua e historia una tarea cotidiana repetida en todos los rincones de nuestra Argentina, y la conmemoración de sus días festivos el motivo de encuentro, de alegría, para algunos de recuerdo de su tierra, sus amigos, su familia, y para otros honrar la memoria de sus antepasados.
Desde 1932, y con el cobijo de la IKURRIÑA se ha celebrado “ABERRI EGUNA” –día de la patria de los vascos-, celebraciones que han significado jornadas de alegría donde el fervor patriótico es la constante de miles de vascas y vascos que reclaman algo tan simple y profundo como es el derecho a “SER VASCOS”. En ese sentido y tal como lo hicimos cuando pedimos que se celebre el “Aberri Eguna” (DIA DE LA PATRIA DE LOS VASCOS); FEVA, en su representación de entidades representativas de vascos-vascas y descendientes de los Siete Territorios Históricos, refirma que la celebración patriótica es inequívocamente el ABERRI EGUNA en el domingo de pascuas. No hacerlo así implicaría dejar por fuera otros territorios históricos contrariando los principios fundamentales –su Estatuto Federativo-que por cierto aspira a una Euskal Herria grande, independiente y unida.
Secretaria Tesorero Presidente
Desde que los vascos entendieron que debían agruparse, ayudarse mutuamente, consolidar el conocimiento de su lengua y su historia, las euskal etxeak y FEVA han realizado una tarea de refirmación de sus principios que no ha sabido de desvíos ni claudicaciones.
La defensa de sus símbolos ha sido una premisa a cumplir, el mantenimiento y la difusión de su lengua e historia una tarea cotidiana repetida en todos los rincones de nuestra Argentina, y la conmemoración de sus días festivos el motivo de encuentro, de alegría, para algunos de recuerdo de su tierra, sus amigos, su familia, y para otros honrar la memoria de sus antepasados.
Desde 1932, y con el cobijo de la IKURRIÑA se ha celebrado “ABERRI EGUNA” –día de la patria de los vascos-, celebraciones que han significado jornadas de alegría donde el fervor patriótico es la constante de miles de vascas y vascos que reclaman algo tan simple y profundo como es el derecho a “SER VASCOS”. En ese sentido y tal como lo hicimos cuando pedimos que se celebre el “Aberri Eguna” (DIA DE LA PATRIA DE LOS VASCOS); FEVA, en su representación de entidades representativas de vascos-vascas y descendientes de los Siete Territorios Históricos, refirma que la celebración patriótica es inequívocamente el ABERRI EGUNA en el domingo de pascuas. No hacerlo así implicaría dejar por fuera otros territorios históricos contrariando los principios fundamentales –su Estatuto Federativo-que por cierto aspira a una Euskal Herria grande, independiente y unida.
Secretaria Tesorero Presidente
ARTICULO EXTRAIDO DEL DIARIO GARA
La odisea en Terranova de los balleneros vascos
El jueves se estrenará en el Aquarium de Donostia el documental «Apaizac Obeto», dirigido por el bertsolari Jon Maia, que nos adentra en la singladura de la txalupa ballenera Beothuk por las costas de Terranova en el siglo XVI. La obra recoge los pasajes emocionales y los testimonios científicos de aquellos siete tripulantes durante su travesía.
Koldo LANDALUZE
Una proa enfila hacia una pequeña localidad costera de Port-aux-basques, en el extremo sur de Terranova. Allí, un anciano de rostro cuarteado por el viento y el salitre observa con extrañeza la arribada a puerto de una pequeña embarcación a vela y remo que ha surgido de entre las brumas del tiempo. El anciano se acerca a los siete tripulantes de la embarcación y les pregunta: -¿De dónde venís?
-De Quebec -responde uno de los tripulantes.
-¿De Quebec? -el viejo señala los remos y las velas- ¿En eso? ¿De dónde sois?
-Vascos -responde otro.
-¿Pero... existen los vascos? -pregunta sorprendido el viejo marino.
Los siete asienten al unísono y se miran entre sí extrañados ante la reacción del viejo, el cual sentencia:
-Cuando yo era niño, mi abuelo me contaba que los primeros perros que llegaron a esta isla fueron traídos por los vascos para cazar. Yo siempre he creído que los vascos eran personajes de cuento.
Esta historia verídica cobró forma durante una de las muchas etapas surcadas por Beothuk hace cuatro años por las costas de Terranova. El bertsolari y escritor Jon Maia, uno de los integrantes de aquella expedición llamada Apaizac Obeto, ha sido el encargado de dar sentido y coherencia a esta inusual travesía que ha cobrado forma definitiva en un documental que atrapa toda la esencia legendaria e histórica de aquel viaje que sirvió para rememorar aquella otra odisea que los marinos vascos protagonizaron en el siglo XVI.
«Ha sido la aventura de mi vida -dice Jon Maia-, un viaje a través del tiempo y recorriendo una geografía fascinante. Algo que nunca hubiese podido imaginar haber cumplido. Siempre me ha gustado la temática de los balleneros y han sido muchas las ocasiones en las que me he dejado llevar por la imaginación para intuir cómo podía ser Terranova y, de repente, me vi involucrado en esta odisea a bordo de aquella txalupa que recreaba una anterior del siglo XVI. Durante los dos meses que duró aquella travesía me sentía como si fuese partícipe involuntario de un documental imaginario donde rememoraba los clásicos de Robert Louis Stevenson y Julio Verne. Mientras remábamos entre ballenas, fue un reencuentro con aquellas islas y paisajes marinos que soñaba visitar siendo niño».
De remero y cronista literario pasó a ser autor involuntario de este documental.
No estaba previsto pero, por motivos ajenos a nuestras intenciones originales, me he visto en la obligación de dar un poco de coherencia y crear un hilo conductor que diese sentido a las más de 140 horas de grabación y resumir toda aquella experiencia en una hora y doce minutos de duración.
Quizás el montaje haya sido la parte más compleja y dolorosa.
Esta historia se hubiese podido filmar de mil maneras diferentes. Yo contaba con la ventaja de que, con anterioridad, había escrito el libro basado en esta expedición y ello me daba una buena cobertura para dar cierto sentido al documental por que el libro «Apaizac Obeto» lo escribí desde una perspectiva cercana a un documental. El montaje fue muy difícil por que contaba con una gran cantidad de metraje y debía escoger aquellas tomas en las cuales se reflejaran mejor todas y cada una de las maniobras que hacíamos a bordo de la txalupa. Apenas existe material filmado relacionado con la gran odisea que, a escala mundial, llevaron a cabo los vascos cuando se embarcaron hacia Terranova y se sabe muy poco del gran legado marino de los vascos. Por ese motivo, era consciente de que el documental debía contar con un rigor científico y con un envoltorio accesible a todos los públicos. Una combinación de historia y aventura.
¿Qué sintió cuando revisitó el viaje mientras montaba la película?
Lo que más me gustó fue, precisamente, lo que no he podido incluir en el metraje. Todas las anécdotas, la camaradería compartida durante la travesía. He sentido mucha emoción rememorando situaciones cotidianas que, lógicamente, no he podido incluir en el documental.
¿Tenía la ruta preestablecida la dirección del documental o tuvo que variarlo?
Sí, tuve que variarlo. Durante el pre-montaje comenzó la dolorosa obligación de iniciar los descartes y después de revisionar nuevamente el material elegido, comenzó a cobrar forma el resultado final. Incluso saqué un hilo argumental que, en su origen, no existía. El documental se compone de dos historias paralelas; la primera recrea la singladura de la expedición y la segunda es la historia de la txalupa desde que fue encontrada en 1978 y donde aportan sus testimonios el científico canadiense que la localizó en Red Bay y Xabier Agote que fue quien construyó la réplica Beothuk.
La txalupa se convierte en un personaje más.
Es la protagonista por que ella es la encargada de sacar a la luz una historia que todavía no ha sido reconocida y que debería figurar en todo libro de historia: la importancia de los vascos en los orígenes del Canadá moderno y los Estados Unidos. Hay que tener en cuenta que aquellos balleneros vascos no iban a colonizar ninguna tierra y que su viaje no estaba auspiciado por rey alguno. Se tiende a creer que la historia de Norteamérica se inicia con el desembarco de los puritanos del Mayflower alrededor de 1620 pero, hay que tener en cuenta que los vascos ya les llevaban cien años de ventaja en esas costas. En este documental hemos contado con la colaboración y testimonio de expertos de primer orden mundial que avalan toda esta teoría.
¿Queda alguna evidencia arqueológica de aquellos asentamientos?
Sí. Nuestra txalupa recorrió las viejas rutas que fueron utilizadas por los balleneros vascos en aquella época y visitamos hornos que construyeron en las islas y a lo largo de todo el litoral, en el estuario de San Lorenzo, para convertir la grasa de ballena en aceite. Son restos arqueológicos que advierten de la primera actividad industrial que tuvo lugar en lo que, con posterioridad, se conoció como Estados Unidos. Los vascos fueron quienes crearon la primera industria ballenera del mundo y quienes tuvieron el monopolio con una flota de más de tres mil hombres y treinta o cuarenta barcos. Otro de los aspectos más reseñables de esta evidencia arqueológica es la gran variedad toponímica vasca que hay en los lugares visitados por aquellos balleneros. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, Samuel de Champlain -el fundador de Quebec- dejó escritos en sus mapas lugares como Nouvelle Biscaye que, posteriormente, sería rebautizada como Nueva Francia y, finalmente, Canadá. Pero lo más reseñable es, sin duda, Red Bay; lugar donde culminó la expedición y en el que, además, fue encontrada la txalupa original que inspiró la nuestra. Allí también fue hallado el ballenero San Juan, que se hundió en noviembre de 1565. En la misma bahía de Red Bay se han descubierto otros cuatro balleneros. Es un pueblo inhóspito, cercano al territorio Inuit y que tiene su gran epicentro en el museo dedicado a los balleneros vascos. Muy cerca, en Saddle Island, se encontraron 142 cuerpos de marineros vascos del siglo XVI, restos de hornos, toneles, arpones... estos hallazgos supusieron el trabajo arqueológico más grande e importante que se ha llevado a cabo relacionado con el mar. Es una lástima pero, para nosotros, Red Bay es el santuario olvidado del patrimonio marítimo vasco.
¿Qué supuso para la expedición atracar en Red Bay?
Una gran satisfacción porque no sabíamos cómo iba a responder aquella embarcación durante semejante travesía, 2.000 kilómetros. Tampoco sabíamos cómo íbamos a responder nosotros a bordo de aquella txalupa de ocho metros de largo y dos de ancho. Cuando arribamos a Suddle Island y descubrimos aquel prado, mirando al mar, donde se encontraron las sepulturas de los marinos vascos yo no veía esos yacimientos como algo arqueológico, sentía todo aquello muy cercano. Habíamos navegado como ellos, vistiendo sus mismas ropas... Después de experimentar aquella travesía marina, yo los sentía como personas muy cercanas. Otro recuerdo imborrable fue cuando entramos en el museo y vimos la txalupa original, Ama Txalupa, que es como le decíamos nosotros. Fue muy emocionante, especialmente para los carpinteros que se pasaron todo un año construyendo a su hija; la réplica Beothuk. También estaban los restos del ballenero San Juan, que fue construido en Pasaia en el siglo XVI, elegido por la UNESCO como símbolo oficial de todo el patrimonio submarino oficial.
¿Y qué singladura le aguarda ahora al documental?
Nuestra intención es la de presentarlo a todos los festivales de cine y documental dedicados al mar. Antes ya tuvo una pequeña singladura y fue, sin duda, uno de los escollos más difíciles que tuvo que superar. Se proyectó en Ottawa cuando todavía no estaba hecho el montaje definitivo y había partes que todavía no habían sido dobladas al inglés y francés. Se proyectó en la sede central de Parcs Canada, la organización gubernamental que gestiona todos los parques naturales de Canadá. Nosotros creíamos que iba a ser visto por tres o cuatro personas lideradas por Robert Grenier -director de Parcs Canada y la máxima autoridad en esta materia-, pero nuestra gran sorpresa fue mayúscula cuando se habilitó un auditorium para proyectar el documental ante más de 60 expertos y otros tantos científicos que se conectaron vía Internet. Xabier Agote, que estuvo presente, se emocionó cuando escuchó la ovación cerrada que todos aquellos científicos le dedicaron al documental cuando finalizó la proyección.
Jose Mari Unzueta, 'Goltzibar'nabartarra naiz eta harro nago
El jueves se estrenará en el Aquarium de Donostia el documental «Apaizac Obeto», dirigido por el bertsolari Jon Maia, que nos adentra en la singladura de la txalupa ballenera Beothuk por las costas de Terranova en el siglo XVI. La obra recoge los pasajes emocionales y los testimonios científicos de aquellos siete tripulantes durante su travesía.
Koldo LANDALUZE
Una proa enfila hacia una pequeña localidad costera de Port-aux-basques, en el extremo sur de Terranova. Allí, un anciano de rostro cuarteado por el viento y el salitre observa con extrañeza la arribada a puerto de una pequeña embarcación a vela y remo que ha surgido de entre las brumas del tiempo. El anciano se acerca a los siete tripulantes de la embarcación y les pregunta: -¿De dónde venís?
-De Quebec -responde uno de los tripulantes.
-¿De Quebec? -el viejo señala los remos y las velas- ¿En eso? ¿De dónde sois?
-Vascos -responde otro.
-¿Pero... existen los vascos? -pregunta sorprendido el viejo marino.
Los siete asienten al unísono y se miran entre sí extrañados ante la reacción del viejo, el cual sentencia:
-Cuando yo era niño, mi abuelo me contaba que los primeros perros que llegaron a esta isla fueron traídos por los vascos para cazar. Yo siempre he creído que los vascos eran personajes de cuento.
Esta historia verídica cobró forma durante una de las muchas etapas surcadas por Beothuk hace cuatro años por las costas de Terranova. El bertsolari y escritor Jon Maia, uno de los integrantes de aquella expedición llamada Apaizac Obeto, ha sido el encargado de dar sentido y coherencia a esta inusual travesía que ha cobrado forma definitiva en un documental que atrapa toda la esencia legendaria e histórica de aquel viaje que sirvió para rememorar aquella otra odisea que los marinos vascos protagonizaron en el siglo XVI.
«Ha sido la aventura de mi vida -dice Jon Maia-, un viaje a través del tiempo y recorriendo una geografía fascinante. Algo que nunca hubiese podido imaginar haber cumplido. Siempre me ha gustado la temática de los balleneros y han sido muchas las ocasiones en las que me he dejado llevar por la imaginación para intuir cómo podía ser Terranova y, de repente, me vi involucrado en esta odisea a bordo de aquella txalupa que recreaba una anterior del siglo XVI. Durante los dos meses que duró aquella travesía me sentía como si fuese partícipe involuntario de un documental imaginario donde rememoraba los clásicos de Robert Louis Stevenson y Julio Verne. Mientras remábamos entre ballenas, fue un reencuentro con aquellas islas y paisajes marinos que soñaba visitar siendo niño».
De remero y cronista literario pasó a ser autor involuntario de este documental.
No estaba previsto pero, por motivos ajenos a nuestras intenciones originales, me he visto en la obligación de dar un poco de coherencia y crear un hilo conductor que diese sentido a las más de 140 horas de grabación y resumir toda aquella experiencia en una hora y doce minutos de duración.
Quizás el montaje haya sido la parte más compleja y dolorosa.
Esta historia se hubiese podido filmar de mil maneras diferentes. Yo contaba con la ventaja de que, con anterioridad, había escrito el libro basado en esta expedición y ello me daba una buena cobertura para dar cierto sentido al documental por que el libro «Apaizac Obeto» lo escribí desde una perspectiva cercana a un documental. El montaje fue muy difícil por que contaba con una gran cantidad de metraje y debía escoger aquellas tomas en las cuales se reflejaran mejor todas y cada una de las maniobras que hacíamos a bordo de la txalupa. Apenas existe material filmado relacionado con la gran odisea que, a escala mundial, llevaron a cabo los vascos cuando se embarcaron hacia Terranova y se sabe muy poco del gran legado marino de los vascos. Por ese motivo, era consciente de que el documental debía contar con un rigor científico y con un envoltorio accesible a todos los públicos. Una combinación de historia y aventura.
¿Qué sintió cuando revisitó el viaje mientras montaba la película?
Lo que más me gustó fue, precisamente, lo que no he podido incluir en el metraje. Todas las anécdotas, la camaradería compartida durante la travesía. He sentido mucha emoción rememorando situaciones cotidianas que, lógicamente, no he podido incluir en el documental.
¿Tenía la ruta preestablecida la dirección del documental o tuvo que variarlo?
Sí, tuve que variarlo. Durante el pre-montaje comenzó la dolorosa obligación de iniciar los descartes y después de revisionar nuevamente el material elegido, comenzó a cobrar forma el resultado final. Incluso saqué un hilo argumental que, en su origen, no existía. El documental se compone de dos historias paralelas; la primera recrea la singladura de la expedición y la segunda es la historia de la txalupa desde que fue encontrada en 1978 y donde aportan sus testimonios el científico canadiense que la localizó en Red Bay y Xabier Agote que fue quien construyó la réplica Beothuk.
La txalupa se convierte en un personaje más.
Es la protagonista por que ella es la encargada de sacar a la luz una historia que todavía no ha sido reconocida y que debería figurar en todo libro de historia: la importancia de los vascos en los orígenes del Canadá moderno y los Estados Unidos. Hay que tener en cuenta que aquellos balleneros vascos no iban a colonizar ninguna tierra y que su viaje no estaba auspiciado por rey alguno. Se tiende a creer que la historia de Norteamérica se inicia con el desembarco de los puritanos del Mayflower alrededor de 1620 pero, hay que tener en cuenta que los vascos ya les llevaban cien años de ventaja en esas costas. En este documental hemos contado con la colaboración y testimonio de expertos de primer orden mundial que avalan toda esta teoría.
¿Queda alguna evidencia arqueológica de aquellos asentamientos?
Sí. Nuestra txalupa recorrió las viejas rutas que fueron utilizadas por los balleneros vascos en aquella época y visitamos hornos que construyeron en las islas y a lo largo de todo el litoral, en el estuario de San Lorenzo, para convertir la grasa de ballena en aceite. Son restos arqueológicos que advierten de la primera actividad industrial que tuvo lugar en lo que, con posterioridad, se conoció como Estados Unidos. Los vascos fueron quienes crearon la primera industria ballenera del mundo y quienes tuvieron el monopolio con una flota de más de tres mil hombres y treinta o cuarenta barcos. Otro de los aspectos más reseñables de esta evidencia arqueológica es la gran variedad toponímica vasca que hay en los lugares visitados por aquellos balleneros. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, Samuel de Champlain -el fundador de Quebec- dejó escritos en sus mapas lugares como Nouvelle Biscaye que, posteriormente, sería rebautizada como Nueva Francia y, finalmente, Canadá. Pero lo más reseñable es, sin duda, Red Bay; lugar donde culminó la expedición y en el que, además, fue encontrada la txalupa original que inspiró la nuestra. Allí también fue hallado el ballenero San Juan, que se hundió en noviembre de 1565. En la misma bahía de Red Bay se han descubierto otros cuatro balleneros. Es un pueblo inhóspito, cercano al territorio Inuit y que tiene su gran epicentro en el museo dedicado a los balleneros vascos. Muy cerca, en Saddle Island, se encontraron 142 cuerpos de marineros vascos del siglo XVI, restos de hornos, toneles, arpones... estos hallazgos supusieron el trabajo arqueológico más grande e importante que se ha llevado a cabo relacionado con el mar. Es una lástima pero, para nosotros, Red Bay es el santuario olvidado del patrimonio marítimo vasco.
¿Qué supuso para la expedición atracar en Red Bay?
Una gran satisfacción porque no sabíamos cómo iba a responder aquella embarcación durante semejante travesía, 2.000 kilómetros. Tampoco sabíamos cómo íbamos a responder nosotros a bordo de aquella txalupa de ocho metros de largo y dos de ancho. Cuando arribamos a Suddle Island y descubrimos aquel prado, mirando al mar, donde se encontraron las sepulturas de los marinos vascos yo no veía esos yacimientos como algo arqueológico, sentía todo aquello muy cercano. Habíamos navegado como ellos, vistiendo sus mismas ropas... Después de experimentar aquella travesía marina, yo los sentía como personas muy cercanas. Otro recuerdo imborrable fue cuando entramos en el museo y vimos la txalupa original, Ama Txalupa, que es como le decíamos nosotros. Fue muy emocionante, especialmente para los carpinteros que se pasaron todo un año construyendo a su hija; la réplica Beothuk. También estaban los restos del ballenero San Juan, que fue construido en Pasaia en el siglo XVI, elegido por la UNESCO como símbolo oficial de todo el patrimonio submarino oficial.
¿Y qué singladura le aguarda ahora al documental?
Nuestra intención es la de presentarlo a todos los festivales de cine y documental dedicados al mar. Antes ya tuvo una pequeña singladura y fue, sin duda, uno de los escollos más difíciles que tuvo que superar. Se proyectó en Ottawa cuando todavía no estaba hecho el montaje definitivo y había partes que todavía no habían sido dobladas al inglés y francés. Se proyectó en la sede central de Parcs Canada, la organización gubernamental que gestiona todos los parques naturales de Canadá. Nosotros creíamos que iba a ser visto por tres o cuatro personas lideradas por Robert Grenier -director de Parcs Canada y la máxima autoridad en esta materia-, pero nuestra gran sorpresa fue mayúscula cuando se habilitó un auditorium para proyectar el documental ante más de 60 expertos y otros tantos científicos que se conectaron vía Internet. Xabier Agote, que estuvo presente, se emocionó cuando escuchó la ovación cerrada que todos aquellos científicos le dedicaron al documental cuando finalizó la proyección.
Jose Mari Unzueta, 'Goltzibar'nabartarra naiz eta harro nago
18/10/10
2/10/10
Charla del Prof. Cesar ARRONDO
Ante una nutrida concurrencia, disertó anoche, Viernes 1 de Octubre, el Prof. César Arrondo, sobre el País Vasco. La charla se tituló, "HISTORIA BREVE DE UNA NACION". Después de la exposición y ante un clima intimista y relajado, se realizó un debate, el cuál enriqueció a ambas partes, tanto a los asistentes como al expositor.
Previo a la charla el Prof. Arrondo fue entrevistado por el Semanario "REDACCION", cuyo artículo sale publicado en la edición de hoy. También estuvo en FM Noticias.
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